El dolor lumbar puede manifestarse de muchas formas distintas: agudo, sordo, constante o incluso irradiado a la pierna. Y si lo padeces, probablemente te habrás hecho las mismas preguntas que tantos otros:
"¿Es normal?"
"¿He dormido mal o es que algo va muy mal?".
"¿Debo darle unos días más... o es el tipo de dolor que no debo ignorar?".
Lo entendemos. El dolor lumbar puede ser frustrante y confuso, especialmente cuando no estás seguro de lo que tu cuerpo está tratando de decirte. ¿La buena noticia? No está solo, y comprender el tipo de dolor que siente es un primer paso útil para reducir las posibles causas y averiguar cuál es la mejor opción terapéutica para su lumbalgia.
Aunque sólo un profesional sanitario puede diagnosticar la causa exacta de tu lumbalgia, algunas pautas -como si el dolor apareció de repente o ha sido persistente, o si permanece en la espalda o baja por la pierna- pueden ofrecer pistas importantes.
En este blog, te ayudaremos a desglosarlo para que dejes de hacerte preguntas y empieces a encontrar respuestas.
Una de las primeras cosas que hay que tener en cuenta es cuánto tiempo lleva molestándote el dolor de espalda. El dolor de espalda se suele clasificar en dos categorías: agudo, es decir, dolor a corto plazo que suele desaparecer por sí solo, y crónico, es decir, dolor que persiste durante semanas o incluso meses. Saber en qué categoría se encuadra su dolor es un paso importante para encontrar el tratamiento adecuado.
La forma en que siente el dolor de espalda puede darle pistas útiles sobre lo que puede estar pasando. A continuación se describen algunos de los tipos más comunes de lumbalgia, según cómo los describen los pacientes, y lo que esas sensaciones pueden significar para su salud.
Este tipo de dolor suele sentirse como una molestia o rigidez persistente en la zona lumbar. Puede aparecer y desaparecer, sobre todo después de realizar una actividad física o de permanecer sentado mucho tiempo.
Qué hacer:
Suele ser leve y estar relacionado con la tensión muscular o la postura. Si mejora con el movimiento, los estiramientos o el reposo, no suele ser grave. Pero si dura más de un par de semanas, merece la pena someterse a una revisión.
Un dolor repentino y agudo puede ser alarmante; suele producirse al moverse, agacharse o levantar algo pesado.
Qué hacer:
El dolor agudo puede ser síntoma de un tirón muscular, una distensión articular o un problema discal. Si es intenso, no se alivia con el reposo o va acompañado de entumecimiento o dolor en las piernas, acuda al médico.
Cuando el dolor de espalda se extiende por la pierna, suele deberse a una afectación nerviosa, lo que se conoce como ciática.
Qué hacer:
El dolor irradiado sugiere una compresión nerviosa, que requiere evaluación. Si tiene estos síntomas, especialmente debilidad o dificultad para caminar, acuda rápidamente a un profesional sanitario.
Si siente la zona lumbar tensa y le cuesta moverse, sobre todo por la mañana, es posible que la causa sea la rigidez.
Qué hacer:
La rigidez leve es frecuente y puede no ser grave. Pero si la rigidez limita su movilidad a largo plazo o empeora, es buena idea consultar a un terapeuta o a un médico.
Estas sensaciones pueden indicar irritación o compresión de los nervios de la zona lumbar.
Qué hacer:
El ardor o el hormigueo suelen indicar irritación nerviosa. Si estas sensaciones persisten o empeoran, se recomienda una evaluación profesional.
El dolor que se intensifica al ponerse de pie, caminar o hacer ejercicio puede indicar un problema estructural más profundo.
Qué hacer:
Si el dolor empeora constantemente con la actividad y no mejora con el reposo o los cuidados en casa, es hora de consultar a un profesional sanitario. Un terapeuta puede ayudarle a identificar la causa principal y guiarle a través de un plan de tratamiento personalizado que incluya ejercicios aprobados por el terapeuta y diseñados para aliviar el dolor, restaurar la movilidad y prevenir futuras reagudizaciones.
Es normal esperar que el dolor de espalda desaparezca por sí solo, y a veces lo hace. Pero si el dolor persiste, los síntomas de la lumbalgia empeoran o interfieren en la vida diaria, es hora de escuchar a tu cuerpo. ¿Y la buena noticia? No tienes que resolverlo solo. El dolor de espalda agudo y crónico puede controlarse -e incluso evitar que empeore- con la ayuda de fisioterapia o terapia ocupacional para el dolor lumbar.
Un terapeuta licenciado puede ayudarle a mejorar la fuerza, la movilidad y la postura, al tiempo que aborda la causa fundamental del dolor para que pueda volver a sentirse lo mejor posible.
Si el dolor
✔ Dura más de unas pocas semanas
se irradia a las piernas
provoca entumecimiento, debilidad u hormigueo
✔ Interfiere en la vida diaria
Es hora de consultar a un profesional sanitario. Un terapeuta puede ayudarle a identificar la causa y guiarle a través de un plan de tratamiento personalizado. Muchos pacientes empiezan a notar un alivio significativo del dolor en las primeras semanas de tratamiento, sobre todo cuando se combinan técnicas manuales con ejercicios específicos. La clave está en la constancia y en trabajar con un terapeuta que entienda sus necesidades y objetivos específicos.
En All Care Therapies, nuestros terapeutas licenciados se especializan en ayudarle a controlar el dolor lumbar, ya sea agudo o crónico, leve o severo. Con opciones flexibles como la telesalud y planes de atención personalizados, el alivio está más cerca de lo que piensa.